miércoles, 26 de octubre de 2011

El póstumo de la noche

Fuentes de lujuria
De las penumbras del oscuro cielo bajo.
Hermosa y brillante
Imponente y poderosa
Radiante como un diamante
Frívola y algo tenebrosa.
Sus ojos se fijaron en los míos,
Reflejando un pasado divino y puro
Lagrimas en mi rostro como un par de ríos
Híbridos en un presente oscuro.
Sus brazos coagularon mi cuerpo
Concebí paz en aquel santiamén
Algo de miedo e incertidumbre Asia un futuro incierto
Convirtieron mi yermo en un escabel.
Fue el póstumo entre tantos escritos, aquella noche sin advertencia alguna abandono el hogar luego de aquella porfía, sus pasos fueron un sosiego para el hombre que tantas veces abuso brutalmente de ella, si, el mismo que sirve de patriarca en una iglesia de tantas que juzgan y profanan la misma cruz basados en las perversas creencias que manipulan la conciencia de los ciegos.
Al tiempo un previo sentimiento se apodero del ambiente tiñendo el cielo con nubes de tristeza y dolor, la burla de aquél hombre sin corazón empezó a cesar y al tiempo se ahogo en la penumbra de su maldad, su garganta se colmo de sangre literal, en consecuencia de la misma que derramaba en dolor y soledad aquella niña mientras sus muñecas sollozaban lagrimas de vida en muerte y muerte en vida.
Aliada la misma muerte, se brindó como única salida,
Luz resplandeciente entre las tinieblas
Alivio contra su carma inundado en vida.

Aquella compañera frívola y hermosa, producto de un espejismo, o de un ser alado adiestrado solo para su destino, se encargo de aliviar su dolencia, convirtiéndose literalmente en un delicado instrumento de paz y lujuria, y alegóricamente en paño de lagrimas para sus muñecas.
De este modo el yugo de sus días pago su condena en el seol, su consumación fue entre lobreguez y angustia y hoy solo yace en el recuerdo de las maldiciones eternas.
Y Aquella niña pura y sin culpa se regocijó entre paz y resplandor.
Cada noche, una vez al año en aquella laguna apartada de la civilización, una cobija de rosas rojas carmesí desciende del cielo. y del suelo brotan charcos de sangre que desembocan al agua, fuente de vida y consuelo. Solo las victimas físicas del credo y su falsa doctrina son guiados por aquella niña:
Hermosa y brillante
Imponente y poderosa
Radiante como un diamante
Frívola y algo tenebrosa.
Paz y consuelo más allá de la muerte, transfigurado en el espíritu de una historia, una leyenda, una realidad que durante tantos años ha convivido y a pasado desapercibida entre todos nosotros.
Justicia, lobreguez para aquellas mentes zozobradas en maldad, y llamas de carma que lastimen su corazón y llagasen en el.
Al serrar la noche, en el mismo momento que inicia su nacer el sol, los prados están rebozados de rosas y el agua de la laguna es mas cristalina y viva, ha cobrado vidas al infierno, y a rebozado de paz y descanso las copas de los malaventurados.
Es la salida sin especular que hay más allá, y el carma para los que especulan en nombre de la palabra, y predican contra sus propios pecados.


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